Relatividad, probabilidad y demás

8:33

Albert Einstein fué un genio que, entre muchas otras cosas, planteó la teoría de la relatividad; hoy en día, puedo aseguraros que más de un médico se ha apoderado de esta teoría distorsionándola según su conveniencia, y de paso descolocando a su paciente interlocutor.
 
Me he tomado unos días de reflexión después de las dos primeras visitas del año, ambas el mismo día, pues no quería que el calentón del momento llevara a una segunda entrada de recapacitación.
¿Un resumen? Seguimos picando sobre la misma piedra o llega un punto que ya no saben más, puede que una cosa vaya con la otra pero ninguna nos lleva a ninguna parte.
Intentaré ser breve, pues la casualidad -o mejor aún, fatalidad- fué la clave de la jornada de visitas, pero es que hay que reconocer que llamarlo surrealista es quedarse cortos.
 
Como ya puse en entradas previas, tenía muuuchas esperanzas puestas en la visita del genetista, ¡pero que muchas! Pensaba que por fin habría alguien que nos escuchara un poco más y pidiera las pruebas para mi marido; ¡qué equivocada estaba! Más que el regalo atrasado de SS.MM. los Reyes Magos fue la caca que debieron olvidarse el pasado 6 de Enero.
Por educación no doy nombres de los profesionales que me han visitado y con los que no he quedado satisfecha...espero el momento que quede tooodo resuelto para poder tomar cartas en el asunto, o mejor aún...¡mandárselas!
Al grano que me disipo; entramos a la consulta del genetista con media hora de demora -que a estas alturas me parece poco- y viendo que largaba con relativa velocidad a las personas que habían entrado delante nuestro. Recién entrados, y empezando a exponer lo que nos había traído hasta él, le llamaron por teléfono y ¡oh, sorpresa la mía! Dejó a la mujer en espera con un "estoy con una visita, no cuelgues que enseguida estoy por ti" ¿Perdóoon? ¡Aaah, no! No voy a robar tiempo a otras visitas si no lo necesito pero que me facturen rápido por una llamada dudosa en horas de faena ¡nanai del Paraguay!
Así pues, mucha simpatía ya no me despertó y no me desencaminaba con esa primera impresión pues lo que hizo fué echar pelotas fuera.
Se miró el resultado de la biopsia donde se hablaba de fallo genético por trisomía, le comentamos que los dos cariotipos habían salido perfectos y entonces le pedimos de hacer pruebas más concretas a mi marido. ¿Su respuesta? Basándose simplemente en el último aborto, desestimando cualquier valoración o suposición de los anteriores y con una hoja cutre de estadísticas y probabilidades en mano nos dijo "lo que os ha pasado (3 abortos) pasa a un 1% de la población que es mucho más de lo que os pensáis y que os vuelva a pasar el mismo fallo genético (en base al último) es de un 1'5%, un valor muuy bajo, así que por mi os diría que en unos meses lo volváis a intentar".
Un % similar con una repercusión tan sumamente dispar, un argumento de profesional que no es capaz de evitar que el árbol no le deje ver el bosque y unas ganas de darnos puerta para atender a "Sandra" son la síntesis de una visita que se saldo sin ninguna petición de prueba, volviendo a llamar a la puerta del libre albedrío y con un graaan desencanto por nuestra parte.
 
Hasta las 8 de la tarde no teníamos cita con mi ginecóloga de la mútua, muuuchas horas para recapacitar sobre el resultado de la primera visita. Mi marido, cosa rara, se mostró disconforme con el veredicto emitido y, por primera vez, vi que no era yo la rara que buscaba otra actitud profesional, por lo visto sacada de manuales que ya no deben estar en uso por parte del colectivo médico. ¿Dónde se ha ido el espíritu científico? ¿Quién les ha arrebatado de ese instinto llamado ojo clínico? No sé si será cosa del sistema o de las enseñanzas actuales... pero debieran tomar un poco más de interés por cada caso si es que realmente aman su profesión más allá de la búsqueda de prestigio, reconocimiento y fama (acompañado siempre todo de una mejora económica).
Casi 12 horas después nos encontrábamos esperando en la salita de espera de la ginecóloga privada; armados con buenas lecturas para sobrellevar la espera no solemos ser personas que controlen quien entra y sale de los consultorios...¿nos llaman? Nos movemos, ¿que no? Pues sin inmutarse. PERO ese día, aún no sabemos porqué, en un momento dado levantamos la cabeza a la par, ni que nos hubiéramos sincronizado, y vimos pasar de largo ni más ni menos que ¡al médico genetista de la mañana! Nos miramos ipso facto con mi marido, si nos pinchan no nos sacan sangre. ¿Cómo íbamos a exponer libremente nuestra opinión sabiendo que ambos doctores son compañeros?
Cruzamos los dedos para que en ningún momento nos viera...y así fué, con la ventaja que terminó de visitar antes que nos avisaran. Aunque ya estábamos condicionados para lo que quede de proceso.
A la doctora la pusimos al corriente, se miró con detenimiento tooodas las pruebas, informes y demás -recalcando que hagamos una carpeta con tooodo lo que ya tenemos acumulado, que no es poco- y le notificamos de la visita con el genetista y los análisis pendientes. En ese instante se levantó para ir a buscar a su compañero, el impresentable de la mañana, y comentar la situación. Evidentemente NO le encontró, pero cuando nos explicó la razón por la cual le quería consultar...tuvimos que mostrar nuestra carta de que había sido él quién nos atendió a la mañana, como si nos acabáramos de enterar de la coincidencia y rebajando muuuy mucho el tono sobre lo que creíamos.
Según lo dicho por la especialista, ¡es de lo mejorcito en genética! Pues entonces que me pillen confesada...así de claro.
Siguió sin plantearse el hacer pruebas a mi señor esposo, a pesar que sí contempló el acudir a reproducción asistida de salir tooodas las pruebas perfectas para las trombofilias, sieeempre derivándonos a un buen especialista en la materia para que no nos tomen el pelo.
Evidentemente, NADA DE EMBARAZARSE (y ni ganas por ahora) y nos recomendó evadirnos un poco...pues por el momento no se puede hacer nada más.
No se le puede negar positivismo, ánimo y buen trato a esta doctora, muy agradable y comprensiva, lo que pasa es que el descanso del cuerpo es la tortura de la mente -por lo menos en mi caso- y aunque no empecemos búsqueda alguna sí que necesito atar cabos que aún andan sueltos.
Ha habido 3 problemas, muchas suposiciones, aún más pruebas a mi persona y una evidencia, ¿cuando les dará por buscar el origen de todo esto? ¡¡¡Menos inmumología, menos hematología y más genética!!!

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